Del cuento escrito a la pantalla.

Todos conocemos el relato infantil de Caperucita roja, un cuento tradicional del que existe un sinfín de versiones.

A saber, la historia de Caperucita Roja jamás ha sido un cuento infantil. A través de los océanos del tiempo junto con el boca a boca ha sido reducida a un relato para niños, perdiendo todas aquellas connotaciones que hacían referencia al miedo de las madres por sus hijas adolescentes que tenían la menstruación. Lo único que ha perdurado ha sido la caperuza roja, símbolo de la menstruación y el lobo, imagen que hace referencia al violador.

En la película Red Riding Hood dirigida por Catherine Hardwicke, parece ser que el guionista todavía estaba de vaga cuando escribió el guión. En ningún momento se refleja un trabajo antropológico sobre la historia, pues han pasado totalmente por alto la versión original y se han dedicado a picotear de aquellas versiones que tenían a mano mezclándolas fatídicamente con el juego de mesa “El Lobo”, utilizando aquellos personajes y situaciones que recrean la dinámica de este juego. Es increíble como la mezcla produce tan mal sabor de boca.

A pesar de una escenografía realmente bonita, por la recreación del pueblo y la combinación de colores como el blanco y el rojo, el film deja mucho que desear. Carece de hilo conductor, los motivos del lobo por los que mata a la gente del pueblo son realmente absurdos, las relaciones entre personajes son tan superficiales que realmente te da igual quién vive, quién muere y quién se queda con la chica. Ver cómo la escena más importante del cuento, el clímax de la resolución del conflicto, “...abuelita que ojos más grandes tienes…”, se lo cargan de un solo hachazo es para hablar con el guionista y decirle cuatro cosas.

Es muy difícil entender cómo se ha originado un guión tan mediocre obviando escenas que hubieran sido realmente fantásticas y que hubieran emocionado al espectador, además de lo doloroso que resulta el que no hayan transmitido de ningún modo la originalidad del relato inicial con su fantástico mensaje: ID CON CUIDADO, VÍRGENES.