jueves

RAYMOND CARVER (I)


A veces nos empeñamos en vestir de la forma más ostentosa posible. Necesitamos una camiseta de cien euros, un colgante que parezca hecho a mano pero que cueste su precio en oro, un rolex, unos calzoncillos que nadie verá pero que valgan más dinero que la chaqueta de nuestro interlocutor, un cinturón de piel de cocodrilo (no, no estoy describiendo a Cocodrilo Dundee).
Pero ¿Qué pasaría si nos despojáramos de todo ello y saliésemos un buen día a la calle en pelotas? Probablemente la policía no tardaría mucho en arrestarnos pero por un momento no podríamos esconder nada, nos quedaríamos plantados ahí en medio tal y como somos, mostrando nuestra esencia, para bien o para mal.
Los relatos de Carver son algo así: tíos en pelotas que van paseando sus vergüenzas entre línea y línea, frases sin lugar para la metáfora recargada ni los ornamentos, tan sólo carne al descubierto.
Gordo. Ese era el título del primer relato que leí de Carver. Un tipo monstruosamente obeso entra en un restaurante típico americano: camareras en minifalda, "¿Quiere un poco más de café aguado?", y unos niñatos parecidos a los personajes de "Sensación de Vivir" sobre asientos acolchados. El Gordo pide patatas, pide salsa, hamburguesas y las engulle con la misma facilidad con la que respira. La camarera observa esa orgía calórica extasiada.
Y ya está.
¿Eso es un relato? Me pregunté. ¿Y el final? No, no hay nada más. Carver arranca un pedazo de la realidad para estrellarla contra una página en blanco. Hay que acostumbrarse a él.
El final de la historia está en cada una de las palabras que componen sus historias, tan precisas a veces como versos de un poema.
Tras acabar "¿Quieres hacer el favor de callarte por favor?"(una de sus recopilaciones de relatos) algo en mí había cambiado.
Todo lo que antes me alucinaba ahora era vulgar.
Joan Tort

2 comentarios:

  1. Anónimo01:30

    me voy a leer un relato de este tío. Me ha molado su royo.

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  2. Joan, que grande la comparación con los relatos de Carver, "salir a la calle en pelotas"... Me encanta la realidad con la que pinta Carver a los personajes en situaciones cuatidianas que todos podemos haber vivido en nuestras propías carnes.
    Yo he leído la recopilación "Catedral" y "Short Cuts" donde aparecen los relatos en los que se basó Robert Altman para hacer la película del mismo nombre (la traducción al castellano "vidas cruzadas"). La recomiendo igualmente, una gran película.

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